Actualmente, una de las grandes preguntas entre docentes y directivos se asocia al retorno a clases presenciales: ¿Cuándo volveremos a realizar clases en el colegio? ¿Cuán difícil será el retorno? ¿Qué desafíos nos depara la vuelta a la presencialidad? Más allá que aún en Chile estas respuestas son incógnitas, varios países ya empezaron a abrir las puertas de sus escuelas y sus experiencias podrían sernos de gran ayuda.

Una serie de entrevistas realizadas por los profesionales Stephen Merrill y Sarah Gonser, recopiló testimonios de 600 profesores de 20 países. A continuación, les compartimos una síntesis de las respuestas obtenidas de educadores de todo el mundo. Esperamos les sea de ayuda.

Desde Fundación Somos Personas compartimos la idea de que el regreso a clases presenciales debe ocurrir sólo cuando cada establecimiento cuente con las condiciones sanitarias que permitan proteger la salud de las y los estudiantes, sus familias, educadores y trabajadores del establecimiento. Sin embargo, nos parece importante contar con la mayor información y experiencias posibles para un retorno seguro y oportuno.

EL PANORAMA GENERAL: LAS COSAS VAN BIEN.

Si bien unos pocos educadores compartieron su preocupación por nuevos brotes de contagio, una clara mayoría de los docentes y estudiantes informaron que estaban felices de volver a la escuela.

A pesar de todas las nuevas reglas y restricciones, los estudiantes más jóvenes «salen de los autos y buses escolares con sonrisas gigantes y están encantados de ver amigos y maestros”, dijo Laura Landers, una directora de un establecimiento de educación básica en Holanda. En China, según palabras del profesor de biología Christopher Noordhoek, los alumnos «realmente estaban luchando contra la ansiedad y la depresión durante el apogeo de la pandemia. El regreso a la escuela no solo les trajo una sensación de normalidad y rutina, sino también una red de amigos y profesores para apoyarse mutuamente «.

El regreso a las escuelas ha estado lejos de ser perfecto. Los profesores informaron que los ha dejado agotados y ansiosos, y la curva de aprendizaje en la educación online sigue siendo bien empinada. Algunos sintieron que les habían pedido que regresaran demasiado temprano. Aun así, la mayoría de los encuestados estuvieron de acuerdo en que los niños estaban aprendiendo de buena forma en las aulas, que el regreso a la escuela era una buena idea, e incluso que la integración de la tecnología, aunque desafiante, estaba mejorando la pedagogía en todo el mundo.

NUEVA NORMALIDAD: EDUCACIÓN HÍBRIDA, PRESENCIAL Y VIRTUAL.

La complicada logística del distanciamiento social —la “coreografía” de llegadas y salidas de alumnos, las transiciones en la escuela y los arreglos de pupitres, por ejemplo— tienden a fallar cuando hay demasiadas personas en movimiento -tumultos de niños para medir la temperatura-, más aun sabiendo que los niños más pequeños olvidan los protocolos rápidamente. En Auckland, Nueva Zelanda, la maestra de secundaria Constance McCombe dijo que el distanciamiento social es «una tarea imposible para las adolescentes. Se acercan, se tocan, se abrazan».

Ser realista sobre las limitaciones de las reglas y protocolos es crucial, y en dichas entrevistas quedó claro que muchas escuelas de todo el mundo —en Grecia, Holanda, Alemania, Singapur, Canadá y Chipre, entre otras— han abordado el hacinamiento dividiendo las clases a la mitad y alternando los días para cada grupo.

En Holanda, explica la directora Laura Landers, haciendo eco del enfoque que se ha adoptado en todo el mundo, “la mitad de la clase asiste a la escuela en forma presencial los lunes y martes, mientras que la otra mitad aprende a distancia desde casa. Los miércoles, todos los alumnos aprenden de forma remota mientras el edificio se limpia a fondo. Jueves y viernes intercambiamos”. En Singapur, un empleado del Ministerio de Educación informó que los grupos de estudiantes asisten a clases en semanas alternas.

NO IMPORTA LO QUE HAGAMOS, NECESITAREMOS BUENA TECNOLOGÍA.

Parece no haber un camino claro para la reapertura sin mantener alguna forma de educación en línea. En Canadá, un miembro del personal que trabaja con estudiantes con necesidades especiales informó que los estudiantes médicamente vulnerables se quedaban en casa con asistencia en línea. En Holanda, escribió la maestra de escuela primaria Erin Comaskey —habiendo historias similares en países como Nueva Zelanda, Alemania e Israel— “aproximadamente el 50 por ciento de las familias eligieron continuar con el aprendizaje a distancia en lugar de regresar al campus” cuando las escuelas abrieron de nuevo. Además, en varios países, docentes considerados como población de riesgo dijeron que se quedaron en casa enseñando a través de Zoom a un aula supervisada por otro miembro del personal educativo.

Las reuniones de los equipos de gestión se llevan a cabo en línea y las asambleas escolares a menudo ocurren como transmisiones sincrónicas entre las aulas del establecimiento. La educación híbrida está surgiendo como un modelo nuevo y duradero en todo el mundo.

Quizás, lo más importante es que una base tecnológica sólida puede proporcionar flexibilidad y continuidad si el virus reaparece, pospone la reapertura u obliga a otra ronda de cierre de escuelas, como ya lo han hecho en Francia, Israel y Corea del Sur.

¡ATENTOS! EL ‘BURNOUT’ EN MAESTROS ES UNA REALIDAD.

Es tentador pensar en el nuevo paradigma de enseñanza híbrida como algo a corto plazo o como un “parche curita” para forzar la próxima fase de reapertura, pero parece ser que esto solo lleva a un mayor burnout (agotamiento mental) de los maestros.

En todo el mundo, los educadores que respondieron a las preguntas realizadas por los investigadores, informaron que tenían dificultades para gestionar la educación a distancia y presencial simultáneamente. La «educación presencial no ha cambiado», según Charlotte Holmes, una maestra cerca de Adelaide, Australia, pero «hemos agregado la enseñanza en forma de contenido en línea. Como era de esperar, esto ha aumentado nuestra carga de trabajo «. Si queremos que este modelo híbrido funcione bien durante un tiempo incierto, parece vital prestar mucha atención reducir la carga de trabajo para los maestros.

¿Qué se puede hacer? En Luxemburgo, la maestra de secundaria Emily Lewis Agraz dice que ella sube virtualmente las clases de toda la semana el día lunes, y luego da clases virtuales y presenciales para todos los estudiantes al mismo tiempo, siendo de gran utilidad la herramienta de salas de grupos virtuales de la plataforma Zoom para determinadas dinámicas interactivas. La maestra de secundaria Michelle Kaszuba de Frankfurt, Alemania, toma una táctica similar: algunas lecciones permiten una «situación de aprendizaje híbrido en la que se está involucrando a toda la clase en ambas modalidades», escribe, «mientras que para otras lecciones podría ser mejor trabajar directamente con los niños en la sala de clases, mientras que los que están en casa trabajan de manera más independiente, para luego intercambiar la dinámica al día siguiente».

La directora Laura Landers dice que asignar una mayor proporción de trabajo independiente es clave, ya que «los maestros están ocupados en el aula y no pueden hacer tanto apoyo en línea». También, en su escuela, implementó una política de “manos a la obra”, incorporando al personal no docente dentro del aula para ayudar con el aprendizaje a distancia. Otros directivos han reasignado temporalmente a miembros del establecimiento que aún no pueden realizar sus actividades, como encargados la banda del colegio, coro y teatro.

SÍ, EL JUEGO CONTINÚA.

Los profesores (y los padres) están especialmente preocupados que los niños no tengan la oportunidad de juego al aire libre. «No quisiera que mi hijo pequeño se sentara en un escritorio todo el día, sin recreo o pausa para el almuerzo», publicó la maestra de secundaria de Nueva York Leah Dyan en Facebook, y más de 500 miembros de los encuestados expresaron estar de acuerdo. «Eso sería terrible para los niños».

Pero los maestros nos dijeron que el juego continúa durante la pandemia. En Busan, Corea del Sur, por ejemplo, donde las salas de clases vuelven a su capacidad máxima después de un cierre de seis semanas, los niños tienen tiempo de juego en sus escritorios por ahora y realizan actividades en solitario como origami o juegos personalizados.

Por otra parte, en países como Alemania, Nueva Zelanda, Canadá y Holanda el recreo al aire libre sigue siendo una parte integral de la jornada escolar, donde los adultos comunican y fiscalizan las reglas en torno al distanciamiento social y la higiene posterior al receso.

Columpios, toboganes y otras estructuras de juegos siguen en uso, siendo limpiadas con frecuencia, escribe Jodi Hirsch, una maestra de un jardín infantil en Israel. Según varios entrevistados, la creatividad de los niños ha dado a luz a diversidad de juegos que permiten mantener la distancia sin perder la diversión.
Algunas reglas para los recreos que aparecieron con frecuencia en todo el mundo que pueden ayudar: horarios diferidos del recreo según curso para eliminar la congestión, y la designación de áreas del patio escolar para cada curso para desincentivar la mezcla innecesaria de grupos.

SALUD Y SEGURIDAD, CAMBIO DE PROTOCOLOS.

Hay mucha información disponible sobre protocolos de salud y seguridad en las escuelas, desde el uso de máscaras hasta el testeo de enfermedades y temperaturas elevadas. Como era de esperar, descubrimos que las normas y reglamentos ya estaban cambiando a medida que las comunidades de todo el mundo entraban en nuevas fases de la pandemia.

El lavado frecuente de manos y la limpieza de superficies de alto contacto como manijas de puertas, escritorios y materiales de aula sigue siendo el pilar principal a nivel mundial para mitigar la propagación viral. De hecho, algunos maestros comentaron que el lavado de manos es un asunto tan serio que está estipulado dentro de horarios diarios, a menudo entre 5 a 10 veces al día. 

Varios profesores expresaron su preocupación por el uso de mascarillas; muchos se preguntaban si podían respirar con eficacia, mientras que los docentes de idiomas pensaron que las máscaras producirían una dificultad especial. «¿Cómo te comunicas claramente con los niños pequeños mientras enseñas usando una mascarilla?» preguntó Jen Judson Grantham, profesora de francés en Nueva York, «odio que no podamos compartir sonrisas». En la mayoría de los países, el uso de mascarillas, tanto para los estudiantes como para los maestros, sigue siendo obligación, aunque esta medida se ha relajado en países como Australia, Noruega y Nueva Zelanda, incluso en China.